La cartografía alimentaria: una herramienta para la construcción participativa de guías alimentarias y minutas con enfoque diferencial.

La cartografía social, y específicamente la cartografía alimentaria, ha emergido como una metodología fundamental para comprender y transformar los sistemas alimentarios de las comunidades indígenas y afrodescendientes en Colombia. Esta herramienta metodológica, fundamentada en los principios de la Investigación Acción Participativa (IAP) propuesta por Orlando Fals Borda, permite construir conocimiento desde las bases comunitarias, reconociendo sus saberes ancestrales y su capacidad de agencia en la transformación de su realidad alimentaria.

Un ejemplo del uso de esta herramienta podemos hallarlo en el caso de Guapi, Cauca, documentado en la Guía nutricional basada en sistemas alimentarios y cocinas tradicionales, donde se ilustra cómo la cartografía alimentaria facilita la comprensión profunda de las dinámicas territoriales y los cambios históricos que han impactado en los sistemas alimentarios locales.
A través de ejercicios participativos de mapeo y construcción de líneas de tiempo, las comunidades pudieron identificar momentos críticos que han transformado sus prácticas alimentarias tradicionales, como la implementación de programas estatales, el conflicto armado, y las fumigaciones con glifosato que afectaron sus cultivos tradicionales.

“Producto del Modelo metodológico para el acondicionamiento de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs), en el marco de la Política para el Conocimiento, Salvaguardia y el Fomento de la Alimentación y las Cocinas Tradicionales” Fuente: UNAL

En este sentido, la metodología de cartografía alimentaria revela las tensiones existentes entre los sistemas alimentarios tradicionales y las intervenciones institucionales. Por ejemplo, en nuestra experiencia, los programas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF, si bien buscan mejorar la nutrición infantil, han introducido alimentos industrializados que no corresponden con los hábitos alimentarios locales. Esta situación refleja lo que Fals Borda denominaba como la necesidad de un “diálogo de saberes” entre el conocimiento técnico-científico y el saber popular.

 “Despensa de alimentos de una Unidad Comunitaria de Atención de la Modalidad Propia e Intercultural en territorio del Resguardo Indígena Iroka en la Serranía del Perijá” Fuente: Archivo Personal

Otro ejemplo se da en Mitú, Vaupés, donde Morales y Paipilla documentaron cómo la cartografía social permitió visibilizar las transformaciones en los sistemas alimentarios indígenas debido a la penetración de la economía de mercado y las políticas públicas homogeneizantes. Las comunidades identificaron la pérdida progresiva de prácticas tradicionales como la chagra (huerta tradicional) y la disminución en el consumo de alimentos autóctonos, siendo reemplazados por productos procesados.

Así pues, la cartografía alimentaria no solo permite diagnosticar problemas, sino que también facilita la identificación de estrategias de resistencia y adaptación comunitaria. Retomando el ejemplo de Guapi, las comunidades han respondido a la pérdida de semillas nativas y la contaminación de sus territorios mediante la organización de iniciativas de recuperación de variedades locales y la promoción de la pesca sostenible. Estas respuestas comunitarias ejemplifican lo que Fals Borda denominaba como el “compromiso-acción”, donde el conocimiento generado debe conducir a transformaciones concretas en la realidad social.

“Producto del Modelo metodológico para el acondicionamiento de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs), en el marco de la Política para el Conocimiento, Salvaguardia y el Fomento de la Alimentación y las Cocinas Tradicionales” Fuente: UNAL

Ahora bien, las tensiones entre los sistemas alimentarios tradicionales y modernos se manifiestan en múltiples dimensiones. La introducción de programas alimentarios institucionales, aunque bien intencionados, ha contribuido a la erosión de prácticas tradicionales de cuidado infantil y alimentación. En Guapi, antes de la institucionalización de los Hogares Comunitarios, los niños aprendían las prácticas productivas tradicionales acompañando a sus padres en actividades como la pesca y la agricultura. La pérdida de estos espacios de transmisión de conocimiento intergeneracional representa un desafío para la preservación de los sistemas alimentarios tradicionales.

De la misma forma, la cartografía alimentaria ha permitido visibilizar cómo los conflictos territoriales y ambientales impactan directamente en la soberanía alimentaria de las comunidades. Es sabido que, en su momento, la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato no solo afectó los cultivos de coca sino que devastó los cultivos de pancoger y las azoteas tradicionales, espacios fundamentales para la producción de alimentos y plantas medicinales. Este tipo de hallazgos refuerza la importancia de considerar el territorio como un elemento integral en la planificación de intervenciones alimentarias y nutricionales.

Igualmente, la cartografía alimentaria ha demostrado ser especialmente valiosa para la construcción de guías alimentarias con enfoque diferencial. A diferencia del modelo tradicional propuesto por el ICBF y la FAO, que parte de indicadores clínicos y antropométricos estandarizados, el enfoque participativo permite identificar los problemas estructurales de salud y nutrición desde la perspectiva de las comunidades. Esto facilita la formulación de recomendaciones que responden a las realidades territoriales y culturales específicas.

Una muestra de esto último ha sido el ejercicio de implementación del programa Tejiendo Interculturalidad del ICBF en territorio del pueblo Yukpa de la Serranía del Perijá en Agustín Codazzi – Cesar, donde particularmente se ha desarrollado esta metodología para la territorialización de la alimentación y la construcción de minutas “propias” que reconozcan y respeten la cultura alimentaria y las preparaciones tradicionales del pueblo Yukpa.

“Construcción de la Cartografía Alimentaria durante la implementación del programa Tejiendo Interculturalidad en territorio del Resguardo Indígena Iroka en la Serranía del Perijá” Fuente: Archivo Personal

Este ejercicio, llevado a cabo a través de encuentros comunitarios con la participación de autoridades tradicionales, líderes, mujeres, ancianos, adolescentes y niños, permitió el reconocimiento del territorio u “owaya” (en lengua Yukpa) como elemento central en la identificación de las practicas alimentarias y la disponibilidad de alimentos, logrando visibilizar el sistema alimentario indígena Yukpa. A partir de este trabajo en conjunto se pudo construir las primeras minutas con “verdadero” enfoque diferencial, que incluyen preparaciones autóctonas y tradicionales, antes ausentes por el condicionamiento de las normas de “inocuidad” y Buenas Prácticas de Manufactura en los programas institucionales del ICBF y Programa de Alimentación Escolar – PAE.

 “Construcción de la Cartografía Alimentaria durante la implementación del programa Tejiendo Interculturalidad en territorio del Resguardo Indígena Iroka en la Serranía del Perijá” Fuente: Archivo Personal

Pues bien, las experiencias documentadas tanto en Guapi como en Mitú y en el caso particular del pueblo Yukpa de la Serranía del Perijá, demuestran la importancia de reconocer y valorar los sistemas de conocimiento tradicional en la construcción de políticas alimentarias. Así pues, la cartografía alimentaria, al permitir la visualización y sistematización de estos saberes, contribuye a la descolonización del conocimiento nutricional y al reconocimiento de la diversidad de formas de entender y practicar la alimentación.

Hasta aquí, entonces, podemos resumir que la influencia de la Cartografía Alimentaria en la identidad cultural de las comunidades indígenas está dada, principalmente, por:

“Método de conservación de alimentos tradicionales en territorio del Resguardo Indígena Iroka en la Serranía del Perijá” Fuente: Archivo Personal

Finalmente, la cartografía alimentaria, como herramienta metodológica, nos recuerda que la alimentación es mucho más que un asunto de nutrientes y calorías: es un elemento fundamental de la identidad cultural y la autonomía territorial de las comunidades indígenas. Su aplicación en la construcción de guías alimentarias y minutas con enfoque diferencial representa un paso importante hacia el reconocimiento y respeto de la diversidad alimentaria, cultural y étnica del país.

Referencias:

Morales Camelo, N., (2020). La alimentación imaginada: una cartografía de la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas del municipio de Mitú, Vaupés, Colombia. Revista Ciências Humanas (13),1, p. 56-71.

Universidad Nacional de Colombia (2018).  Guía nutricional basada en sistemas alimentarios y cocinas tradicionales, piloto Guapi, Cauca. 

Universidad Nacional de Colombia (2010). Memorias 1er Encuentro Amazónico de Experiencias de Dialogo de Saberes, Leticia, 10 al 12 de noviembre de 2008. Editorial Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonía.