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La cocina tradicional es mucho más que una práctica gastronómica; es un testimonio vivo de la historia, la identidad y la resistencia de las comunidades. En el corregimiento de Pital de Megua, Atlántico, tuve la oportunidad de conocer a las matronas, guardianas de los sabores y saberes de su pueblo. En sus fogones, entre aromas de hojas de bijao y el crujir del fuego de leña, fui testigo de cómo la tradición oral y la cocina se entrelazan para preservar la memoria colectiva. “Memorias envueltas en hojas” no fue solo un proyecto académico, sino un viaje personal de reconocimiento y aprendizaje.

Cuando llegué a la Red Matronxs, descubrí a un grupo de mujeres cuya labor trasciende la cocina. No solo son cocineras; son maestras, narradoras y portadoras de una herencia invaluable. Me contaron cómo su organización busca rescatar, valorar y compartir los conocimientos de las cocinas tradicionales del Caribe colombiano. En Pital de Megua, la inauguración de la Universidad Matronxs es un hito importante, un espacio donde los saberes ancestrales encuentran un lugar para ser preservados y transmitidos.
Este esfuerzo de conservación responde a la necesidad de revalorizar el papel de la matrona en la comunidad. Según la tradición, las matronas son mujeres de avanzada edad que han acumulado conocimiento sobre la vida y, especialmente, sobre la cocina, transmitiéndolo a sus hijxs, nietxs y demás miembros de la comunidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, la modernización y el crecimiento de la industria alimentaria han puesto en riesgo la continuidad de estos saberes. De ahí la importancia de la RedMatronxs, que no solo fomenta la transmisión del conocimiento culinario, sino que también reivindica el papel social de estas mujeres como pilares fundamentales de sus comunidades.
Ubicación de Pital de Megua
Ubicado en el municipio de Baranoa, Pital de Megua es un corregimiento que encierra una riqueza cultural y gastronómica inigualable. Su territorio ha sido históricamente un espacio de producción agrícola y de intercambio comunitario. Sus habitantes han vivido de la tierra durante generaciones, cultivando productos como yuca, maíz, guandú, plátano y otros ingredientes esenciales en la cocina tradicional del Caribe colombiano.
Más allá de su geografía, lo que hace especial a Pital de Megua es su gente, su arraigo a las tradiciones y su compromiso con la conservación de la memoria culinaria. En este corregimiento, la cocina no es solo una necesidad, sino una expresión de identidad cultural que une a las generaciones y refuerza el sentido de comunidad. Cada preparación, desde los sancochos hasta su emblemático pastel de arroz, es un reflejo del conocimiento transmitido a lo largo del tiempo.
Pasteles de arroz, se brindaron en la inauguración de la Universidad de matronxs en Pital de Megua
El pastel de arroz, insignia del corregimiento, no solo es una delicia gastronómica, sino un símbolo de identidad y resistencia. Preparado con arroz adobado y envuelto en hojas de bijao, aquello que caracteriza a este pastel pitalero son sus rellenos con proteínas de la cacería tradicional del campo como son “las carnes de monte”; este plato ha sido transmitido de generación en generación, convirtiéndose en el protagonista del Festival del Pastel, una celebración anual donde se honra el saber culinario de lxs matronxs locales.

En mis visitas, pude ver cómo la cocina de Pital de Megua es un espacio de socialización, donde escuchando a las matronas me fije que en sus narraciones las historias se cuentan entre fogones y las recetas se comparten con orgullo. Llegue a la realización de que cocinar no es solo un acto individual, sino un tejido colectivo que fortalece la identidad y preserva la memoria de quienes han habitado este territorio.

Con el objetivo de establecer un diálogo horizontal con las matronas de Pital de Megua y hacer que sus voces fueran las protagonistas del relato se produjo una serie de podcast titulada “Memorias envueltas en hojas” Este formato permitió llevar las voces de las matronas a un público más amplio, resaltando el papel de la tradición oral en la transmisión del conocimiento culinario. Desde el diseño de la investigación hasta la producción del podcast, este enfoque permitió desarrollar una mirada crítica y participativa, donde la comunidad no solo era objeto de estudio, sino agente activo en la construcción de su propia memoria.

En cada episodio, se buscó generar una experiencia enriquecedora que reafirmará la importancia de documentar y compartir estos relatos. Cada episodio del podcast fue estructurado para capturar la esencia de las historias de las matronas.
En “Herederas de la tradición”
, por ejemplo, se aborda el significado de ser una matrona y su impacto en la comunidad.
En “Entre fogones y memorias”, exploramos la manera en que la cocina tradicional se convierte en un mecanismo para preservar la memoria. Y en “La semilla que planto”, profundizamos en la transmisión del legado culinario a las nuevas generaciones.
Al finalizar este proyecto, entendí que la cocina tradicional no es solo un medio de alimentación, sino un espacio de resistencia y memoria. Cada plato preparado, cada receta transmitida, es una forma de mantener viva una cultura. “Memorias envueltas en hojas” me permitió ser parte de esta historia, reconectarme con mis propias raíces y valorar la riqueza de un conocimiento que, lejos de perderse, sigue fortaleciéndose en las manos de quienes lo preservan.
La cocina de Pital de Megua, con sus sabores y técnicas, es un patrimonio invaluable que merece ser reconocido y protegido. La labor de las matronas no solo mantiene vivas las recetas, sino que también refuerza la importancia de la memoria oral en la conservación de la identidad cultural.
La cocina es un espacio de memoria y comunidad, un legado que debemos seguir honrando y transmitiendo, asegurando que futuras generaciones continúen encontrando en cada bocado una conexión con su historia y sus raíces.
