Parte del Paisaje Clandestinidad y Resistencia de Cocineras Populares

Siempre han estado allí, con la resistencia de quien sabe que el que no trabaja no come; entre la puja por el uso del espacio público, la dignidad y la subsistencia, alimentan a diario a cientos de transeúntes quienes se percatan de su labor cuando ellas ya no están.
En los callejones y esquinas del centro de la ciudad, estas mujeres, desarrollan su oficio en las improvisadas cocinas que sus recursos les permiten construir, en maratónicas jornadas de producción, en la abrasante temperatura que crean el sol y el asfalto se ha cocinado el fuerte temperamento y desconfianza que aparentan, representando el rostro citadino de una escena que se repite en todo el país.

Algunas han llegado desde lejos, otras son recientes en el lugar, otras más nacieron entre ollas y fogones heredando el puesto de trabajo, la sazón y hasta los clientes. Todas sueñan con mejores condiciones de trabajo, sostienen a sus familias y nutren a quienes, aunque sea por un sabroso instante, las sacan del paisaje y reconocen en sus rostros el hogar y en su sazón la importancia de los saberes que cocinan la tradición hecha un jugo, corrientazo, tinto, bollo o mazamorra.